SOMBRIOS
Mario H Romano, Doctor en Psicología Se trata de rasgos diferentes a los estilos narcisistas, psicopáticos y perversos a los que estamos habituados, pero los incluye. Y no es extraño encontrarlos en el camino. Si superamos cierta ingenuidad logramos descubrir que forman parte del mundo siniestro en que vivimos. Podemos inspirarnos en el personaje del conde Drácula de la novela de Bram Stoker (1) , que esboza algunas señales básicas. No es cuestión de género. Es indistinto, hombre o mujer. De apariencia simpático/a, responde a los códigos sociales comunes para ser aceptado/a. Pero es impenetrable, “un ni”, difícil de saber qué siente o piensa. Sus relatos son mundanos, intrascendentes, poco originales. Sondea, evalúa, registra para sí, pero encubre, oculta sus íntimas intenciones, y pocas veces enfrenta. Habla bizarro/a, impreciso/a, ambiguo/a. Es elocuente pero esquivo/a. Es prejuicioso/a, y con tendencia a subestimar a los demás, pero lo expresa en ...