ESTIMAR  o  SUB/SOBRE
Mario H. Romano, Doctor en Psicología
Cincuentena sostenida en el slogan “quédate en casa” como defensa preventiva y distancia obligatoria contra el virus, desnuda en el cansancio habitual del encierro necesidades económicas, vinculares, proyectos personales y sociales que pulsan por encontrar respuestas y ser satisfechas. Ahora la esperada apertura se formaliza en decretos de  “excepciones”, “permisos”, “salidas acotadas”, y el fluir de la vida pública se muestra más evidente. Surge esa delgada línea roja de límites que separan actitudes diferentes, y cuyos efectos o resultados nunca son iguales. Ante un virus invisible envuelto en una capa de grasa nos sentimos vulnerables.  Representa un freno a nuestra omnipotencia, a nuestro narcisismo de base. Nos invita a cultivar nuestra resistida humildad. Pueden observarse tres grupos de personas ante la misma situación. Una franja reconoce las pautas preventivas y obligatorias diseñadas por equipos sanitarios y epidemiológicos. Asume protocolos, se cuida y colabora para que otros lo hagan. Estima la realidad que se plantea. Otro grupo más reducido sobrestima la situación por los contenidos imaginarios proyectados en el miedo. Consume con ansiedad sobreinformación transmitida por los medios, refuerza los controles, reacciona con temor desmedido. En cambio un tercer grupo  subestima o se rebela mediante negaciones: “no pasa nada”, “exageran”, “no es para tanto” y se cierra sobre sí mismo. Se expone y expone a terceros al riesgo de portar el virus, contagiar, provocar desenlaces indeseados. No nos comportamos de igual modo o parecido frente a otras situaciones de la vida? Y aquí pausa de reflexión. Conocernos se desnuda en situaciones comunes y cotidianas, o en momentos excepcionales como estos. Evitar viajar en avión, expresar afectos, iniciar algo nuevo, asumir un riesgo. O controlar inevitable una y otra vez el  picaporte de las puertas para verificar si están cerradas. O imaginar dolencias transitorias pero recurrentes en el cuerpo que los exámenes médicos no justifican. O cerrarse y negar lo que ocurre ante evidencias difíciles de soslayar. O habituarse a consumir sustancias para anestesiar insatisfacciones no resueltas y resistidas a ser tratadas. O acumular bienes que no se disfrutan por su exceso. O aceptar nuestras vivencias internas, tratar de conocernos, resolver el autoengaño y asumir con pensamiento crítico la realidad que tenemos entre manos. Cada persona reacciona ante la epidemia según su circunstancia diría José Ortega y Gasset. Y al modo singular que cada persona tiene para hacerlo. O no?


Comentarios

  1. Siempre tus definiciones son muy claras., gracias Mario por tu aporte.

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  2. Clarisimo... aceptar la realidad personal, los vinculos y las posibilidades.... Implica convivir con la realidad y como Serrat diria..."de vez en cuando la vida, toma conmigo cafe..."

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