MIEDO y Energía Imaginaria . Parte II
MIEDO y Energía Imaginaria– Parte II
(¿4´ para leer…? varios para
pensar)
Mario H
Romano, Doctor en Psicología
La función del miedo es advertir una situación vivencialmente amenazante. Nos
permite evaluar alternativas, tomar recaudos, buscar soluciones. Cumple una función preventiva. La
pregunta es: ¿ante el miedo qué grado de caudal imaginario agregamos para
inflamar su contenido?
Imaginar es una
condición natural y útil para crear, generar proyectos, estimar posibilidades, anticipar
respuestas, alentar un placer o un deseo.
La dificultad es cuando la imaginación entra en juego al servicio de pulsiones destructivas. Puede
hacer daño. Novelas y films de terror ilustran sus efectos. Testimonios de
personas sugestionadas por fantasías intimidantes también.
Representaciones
imaginarias amenazantes alimentan miedos Si logramos separarlos podemos tranquilizarnos. Un aspecto importante
es darnos cuenta qué imaginamos ante una adversidad. Alberto tiene un trabajo independiente, ha reducido su actividad
laboral por las restricciones del COVID-19, ahora tiene menos ingresos y consume
sus ahorros. Empezó a contraer deudas. Si bien percibe que de a poco su
situación se irá revirtiendo la posición
subjetiva con el fantasma de un
pasado indigente no le permite dormir. Imagina
el peor escenario, se encierra en sí mismo, duerme poco. Existen indicadores
de una realidad tangible que puede compartir con otras personas porque conoce
situaciones similares. Por otro lado ¿cómo evitarlo? la “manija” inflama. Repasemos.
En la angustia la amenaza es interna. Rosa, viuda, siente
incertidumbre, desazón, temor indefinido, desasosiego desde que su única
hija sacó el pasaje aéreo a Canadá por razones laborales.
Disponemos de energía para desarrollar varias actividades. Alimentarnos, dormir,
gozar, trabajar, jugar, leer, estudiar, comprar, caminar, viajar, etc El miedo
también nos consume energía. Fuerza que obstaculiza, frena, detiene. No nos
permite vivir con mayor libertad.
El paso
inmediato es “bajar la fiebre” que produce la inflamación del contenido imaginario. Pausa para
examinar qué nos pasa en ese momento. E
intentar separar “el agua del aceite”. Dato concreto, prueba palpable, realidad
tangible y diferente de suposiciones, versiones, pensamientos especulativos amenazantes
que se construyen y consumen más allá de
los hechos.
“Primero es lo primero”. En jerga deportiva “parar la pelota”, detenernos. Alejar el contenido rumiante que agrega, exagera,
inflama. “Cable a tierra”. Desdramatizar,
moderar, “aflojar”, distender, relajar. Cuando esto se logra algunas expresiones así lo reflejan: “se
me cayó la ficha”, “me doy cuenta que exageré”, “me fui para el lado de los
tomates”, “me di mucha manija”. Primera actitud para resolver el autoengaño
y no tragarse “el propio sapo”. Genera malestar. A veces mucho. Luego más tarde
explorar, entender, descifrar porqué “inventamos” eso y no otra cosa. Análisis,
consulta profesional mediante si lo creemos necesario. El camino sigue abierto
para conocernos mejor, vivir más libres, sin miedos estériles.
Todo cierto. El miedo paraliza y el contexto no siempre ayuda pero contar hasta 10 nos evita cometer errores, perder la esperanza, personas o proyectos. Muchas veces tener personas sabias que nos iluminen , nos bajen el drama ayuda.
ResponderBorrarExcelente como siempre Mario! El concepto de "contenido rumiante" es una genialidad! Gracias!!
ResponderBorrarQuiero compartir dos links, uno es un documental en Netflix, "el dilema de las redes sociales" estrenado este año, y otro es un artículo del diario el País https://elpais.com/cultura/2019/04/17/actualidad/1555516749_100561.html No tienen relación directa con el artículo de este blog, sin embargo es un tema actual y real; todos usamos un smartphone, y la mayoría usamos alguna red social; y creo que no queda, entre otros, fuera del campo de la psicología. Cordiales saludos.
ResponderBorrarGracias por los aportes!
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