MIEDOS/Angustias

MIEDOS/Angustias

Mario H Romano, Doctor en Psicología

“Un elefante pequeño es comprado por un zoológico para pasear a la gente. Cuando no trabaja  lo encadenan a un poste. Pasan los años y crece. Un día un niño pregunta: “si es tan grande ¿por qué no rompe esa pequeña cadena y se libera? El cuidador responde: “así aprendió”  (relato de un amigo)

Asimilamos miedos en la infancia que repetimos como adultos. Condicionan nuestra libertad y no percibimos que el obstáculo es muchas veces menor al que suponemos.  “Cadenas” a las que nos condicionamos, inhibimos. De niños aprendemos a sentir miedos. Es natural en la infancia porque nuestra capacidad mental y afectiva en desarrollo es insuficiente para comprender el mundo que nos rodea. Dependemos de los adultos, confiamos lo que nos dicen, repetimos sus pautas, nos enojamos cuando no nos comprenden, nos rebelamos ante imposiciones que no entendemos, adquirimos sus angustias, sus miedos. Creemos ser lo que nos dicen que somos, y nos valoramos según cómo nos tratan. 

En general el miedo se traduce como amenaza exterior. “Alicia tiene miedo que la piedra de la tormenta le estropee el auto en el que circula”. Está referido a algo concreto, específico, comprobable por terceros. Frente al coronavirus dos excesos: quienes descuidan, soslayan, se “relajan demasiado” y otros con “mucho miedo” evitan la vida. En cambio la angustia es vivencia subjetiva que desconcierta y supera los indicadores de realidad que la provocan. Sentida como amenaza compromete el mundo interno. Sensación de “zozobra”, intranquilidad, malestar. “Javier siente desasosiego y desamparo ante el alejamiento de Irene que decidió separarse de él hace tiempo”. Miedo y angustia oscilan varias veces en planos superpuestos. Sin embargo son los miedos quienes fecundan angustias. Su raíz infantil condiciona como base inicial. Revivimos malestares no resueltos.  

Juliana teme confrontar con terceros. Cuando se siente cuestionada por algo se desconcierta, lo vive como desprecio, rechazo. A veces lagrimea, o reacciona con agravio y otras se retira sin explicaciones. Su infancia y adolescencia estuvo marcada por agresiones de su padre que un día abandonó el hogar y nunca volvió. Para no sentir angustia actúa con enojo, contesta (no dialoga), se rebela o evita y se va. Otras veces no puede, se quiebra y llora. Repite, hace un “falso enlace” con la “persona equivocada” del presente. Actualiza frustraciones no resueltas del pasado. Vivencias de temores y angustias que “anudan” en alguna parte de nosotros mismos. Reflejan el dicho popular “quien se quema con leche cuando ve la vaca llora”.

Re-veer (volver a ver) malestares encapsulados en el pasado. Huecos, vacíos, broncas, miedos, angustias que superaban en la niñez nuestra capacidad de respuesta. Hoy como adultos estamos en condiciones de darnos cuenta y no repetir versiones temerosas del pasado. ¡“Piedra libre” al miedo! y descubrir su cara. Una consulta profesional ayuda abrir los ojos.  Pensar, discernir, conocer el lado oscuro del “cuco” actual. Desafiar el reflejo de su fantasma. Desarticular su contenido. Autorizarnos a madurar.

 

 

Comentarios

  1. Seguro!! Sumamente liberador es autorizarnos a madurar ...! Gracias! Buenísimo como spre!

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  2. Mario sabe, así de sencillo... Lo evidente es lo último que se ve.

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  3. Muchas gracias por compartir los pensamientos en alto.

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  4. Mario sabe, así de sencillo... Lo evidente es lo último que se ve.

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  5. ♡Gracias♡Gracias♡Gracias,Mario.Al "dar vida y sostener"este espacio puedo desarrollar herramientas(cuidado/confianza/familia/espiritualidad/arte/voluntad/red de amor) para crear un futuro diferente y dejar de "tenerle miedo,al miedo"

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