INFLUENCIAS: DIEGO y el MITO Parte II

 INFLUENCIAS:  DIEGO y el MITO

Mario H Romano, Doctor en Psicología

 

Del amor de un hogar humilde y honesto en valores que lo supieron contener, pasó vertiginoso a la cima del deporte más popular en el mundo por su excepcional e inteligente destreza

Obligado por la admiración de sus seguidores –todo un país luego el planeta- y empresarios abocados a sus negocios, fue lanzado a la arena mayor. Público fervorizado en gritos y aplausos por cada gambeta “maestra” sellaban el atributo del número diez. Actor principal de un juego en equipo que leía como ajedrecista el movimiento anticipatorio. Competencia vinculante que él lideraba con entusiasmo y claridad para resolver el triunfo esperado en el arco contrario. Enamorado de la pelota que seducía “mágicamente” para enviarla hacia donde él deseaba. ¿Cuántos atributos concentrados en una persona viéndolo jugar? “La mano de Dios”.

Garantizaba un buen espectáculo, llenaba los estadios, se ganaban partidos, torneos, campeonatos. Y también generaba mucho dinero.

En el imaginario colectivo reflejó el triunfo posible sobre el hambre, pobreza, marginalidad. Lideró el sueño colectivo de un País postergado en promesas de barro. Hizo posible el  entusiasmo desbordante en gritos elevados al cielo como desahogo catártico por frustraciones sociales no resueltas. Capitán de equipos por virtudes propias distantes del amiguismo trasnochado que nuestra clase política acredita sin méritos personales. Ídolo en el juego Diego representa el mito argentino que se eleva por encima de la mediocridad de la clase dirigente y señala un camino: capacidad, fuerza, claridad de juego, habilidad para llegar a objetivos deseados. “No comerse solo la pelota si no pasarla”, hacer pases, juego colectivo, trabajar en equipo.

Fuera de la cancha su vida privada cruzó un sendero diferente. Aún casi adolescente fue precipitado a vivencias superiores a  su caudal madurativo. Como dice un tango “los años juveniles, la falta de consejos…” Tal vez los tuvo pero la dinámica de los hechos lo llevaron a un partido cuyo “juego” no conocía. Se ha dicho “no es fácil ser Maradona”. Pero sobre todo cuando se es prematuro para saborear la fruta. ¿Cómo no atragantarse? Empacho de fama, “éxito”, adulaciones, espejismos seductores que no solo probó si no que se hizo adicto. Y también utilizado por terceros. ¿Quién no hizo negocios con “Maradona”. Mujeres, amigos, políticos. En una economía de mercado fue un buen producto para “vender” y “comprar”. Su consumo impulsivo de sustancias refleja parte de su vacío interior para evadir o mitigar la “carga” de influencias que no pudo filtrar.

Quedará el mito que desde el universo nos seguirá cuestionando: “¿Argentinos,  cuándo van a jugar bien a la “pelota.democracia” en la hermosa cancha que es nuestro territorio? ¿Saben dónde está la pelota? No se olviden: el único árbitro es la Constitución.”

Comentarios

  1. Respuestas
    1. Tema que nos involucra como protagonistas en el escenario historicosocial que vivimos. Oportunidad para continuar generando conclusiones.

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  2. Mario este escrito nos desnuda el alma.Excelente aunque al final nos entristece ver que no maduramos elegimos lo mágico no el sacrificio.Gracias

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  3. Querido Tito , excelentes reflexiones que muestran no solo a Diego, al jugador..sino a la persona...y tristemente a nuestra sociedad...que no para de destruir valores....

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  4. Excelente reflexión Mario!!! Esta todo dicho.

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  5. Somos tal cual...ojalá aprendamos a jugar a la pelota democracia....

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