REGALOS de NAVIDAD

REGALOS de NAVIDAD

Mario H Romano, Doctor en Psicología

 

Navidad y Año Nuevo. Tiempo de luz, de camino exploratorio para buscar un bien deseado.

Dos fechas que convocan a encuentros, y balances. Uno íntimo. Otro social. Se complementan, pero no son iguales.

Año nuevo invita a celebrar el fin y comienzo de un nuevo ciclo calendario. Festejo  presencial, o a distancia, de este momento histórico, singular, único, irrepetible, que la cronología histórica pronto nos ubicará en 2022. Protagonizamos la transición de compartir….el cronómetro late seis, cinco, cuatro, tres, dos. uno… ¡FELIZ AÑO NUEVO!!! ¡Pasamos “la línea”, estamos en otro año! Esperanza desbordada que no mide razón. No es lógica, si no alegría de estar vivos. Besos, abrazos, lágrimas, emociones combinadas en el deseo contenido de expresar mucho con pocos gestos, condensados, simbólicos. Y la esperanza de “año nuevo, vida nueva”. Aspiraciones postergadas que resucitan. Se apuestan créditos de cambios, de alternativas renovadas, de proyectos posibles. “Este año voy a…”

En nuestra cultura Navidad es una celebración más íntima. También  comunitaria en el mundo cristiano. Pero más personal e introspectiva. Invita mirar hacia dentro, al significado oculto de un misterio que trasciende el límite humano. Símbolo de un amor diferente al dios material y financiero del mercado, del consumo efímero. Es otra dimensión. Es espiritual. No se ve pero se siente. “Lo esencial es invisible a los ojos”, nos recuerda siempre Antoine de Saint Exupéry.

Refleja contención, afecto, paz. Vincula valores sublimes que los humanos somos capaces de conocer , vivenciar, y transmitir.  Una madre amamantando, una historia de amor, el abrazo de dos amigas, la vocación de un docente, médico, enfermero. Una entrega solidaria, quien cultiva soluciones, o trabaja para mejorar el mundo en que vive.

Somos Navidad, producto de un nacimiento. Y somos ejemplos vivientes del “milagro” de estar vivos. La ciencia mucho nos ayuda. Pero sin amor, ¿cómo es posible?

Nacer a un cambio. Resolver una dificultad, desatar un nudo que obstruye. Un miedo, un vínculo nocivo, un prejuicio arraigado que se resiste morir.

“Dar a luz” una inquietud postergada, un sueño suspendido sin fecundar, o un emprendimiento inconcluso en proceso embrionario, Sentir, soplar (“es un soplo la vida”) y nutrir de energía aquello que deseamos. Navidad es amor en movimiento. Acordar, conciliar, unir, abrir caminos, crear, generar recursos, descubrir verdades, calmar, curar heridas, sanar. ¿No son los mejores regalos para Navidad?

¿Y durante el año, qué aprendí?  Reflexión interior, personal, que invita a un encuentro, esta vez con nosotros mismos.

¿O levantamos una copa en el vacío… sin luz, sin Navidad?