A LA HORA SEÑALADA
A LA HORA SEÑALADA
Mario
H Romano, Doctor en Psicología
Hay momentos “cruciales”
en la vida que nos interpelan para asumir una decisión difícil. “Compromiso de conciencia”,
valor, valía, valentía al elegir “a pesar de”. Costos vinculares, anímicos, sociales
e incluso económicos. ¿Continúo o dejo, asumo o renuncio, enfrento o “me quedo
en el molde”?
Cada situación es
única, singular e intransferible según cómo lo vive cada persona. Pero hay
comunes denominadores que se pueden mencionar.
“A la Hora Señalada”, clásico western del cine estadounidense,
traduce esa circunstancia donde un hombre juega su humanidad para resolver un
pleito personal, pero también social. Más cercano a nuestra vivencias, la muerte del Fiscal de la Nación Alberto
Nissman en 2015, conmovió a todos los ciudadanos por el modo en que ocurrió.
Aislado en la horfandad del secreto que comprometía estamentos superiores del
poder, murió con drama. Estaba supuestamente protegido por fuerzas calificadas
del Estado. El hecho desnudó una de las mayores hipocresías en la historia
argentina de los últimos años, no develada hasta hoy. Ante la difícil opción de
dar testimonio de su investigación, o callar, prefirió la primera. Pagó con su
vida.
Tarde o temprano enfrentamos
una situación importante que gravita en nuestro camino. E influye o impacta en
el destino de otros. Y no siempre respondemos con valentía según las
circunstancias.
“En el momento que pude
hablar, callé. Ahora es tarde porque ya la echaron del cole. Tuve miedo. Mis
compañeras no la querían y me presionaron para que mantenga silencio. ¡Ahora me
siento para la mierda!” confiesa Jorgelina de
15 años.
Algunas instancias son más
complejas, pero todos los humanos casi sin excepción, vivimos ese particular
cruce de caminos. Continuo, retrocedo, giro hacia un lado, o hacia el otro.
En general tres
factores gravitan en ese momento. Uno, jugarse por sostener con franqueza un
nivel de coherencia lograda consigo mismo/a. “Pensé mucho lo que le iba a
decir, y sabía que no le iba a gustar. Por ese motivo fundamenté cada una de
mis palabras. Nada me dijo. Pero yo me quedé más tranquila, en paz. Fui lo más
sincera posible…” relata Inés. Refleja sintonía interior con las
verdades que vivencia y dispuesta a sincerarlas del mejor modo posible.
U ocultar porque no es
“políticamente correcto”, e inclinar la balanza hacia un silencio defensivo.
Sea por prejuicio, evitar molestias o un conflicto.
Segundo, ¿qué
principios personales importan en ese momento? Resolver con honestidad siempre
es incómodo y riesgoso. Si se carece de valores solo prevalecen “conveniencias
de ombligo”. Posiciones muy individuales centradas en el exclusivo interés
personal. Más visible en personalidades narcisistas. Los códigos son
descalificados o subestimados si afectan el propio beneficio. “¡Si,
ya sé que le debo a medio mundo… necesitaba dinero! Ahora que me esperen. ¡Que
me dejen de joder!” expresa sin escrúpulo el deudor a un amigo de
salidas.
Moraleja: “a la hora de
ayudar, primero fíjate a quién”, dice el refrán.
Y tercero los miedos. Sabemos
que se aprenden en la infancia. El contenido imaginario les da fuerza y vigor.
Luego se desplazan y condensan en miedos arcaicos. Son atávicos, coercitivos,
paralizantes. Condicionan nuestro
sentido de libertad, sobre todo interior. “No me animo a dejarlo…me cuesta estar con
él. Hace tiempo que no lo amo. Cuando se lo dije se puso muy mal y me dijo que
no puede ser, que debo estar equivocada…es muy orgulloso y vanidoso. Quisiera
llegar a una convivencia pacífica, pero él es un poco agresivo. Hasta ahora
nunca se desbordó con las manos, ni me pegó. ¡Eso no lo toleraría! Pero siento
que me hundo en un pantano…” Raquel sumida en la angustia que la
consume, conserva antiguos temores. Algunos están relacionados con la
separación de sus padres. Consulta porque quiere sentirse mejor. Para lograrlo,
primero necesita desarticular sus propias trabas internas. Sus miedos. Y luego,
“ver” qué hacer.
Instancias “claves” en
las encrucijadas de nuestras vidas. Exigen ser lo más sinceros posibles. Sintonizar
qué sentimos, vivenciamos, pensamos. Concierto, concertar, acuerdo.
Momentos en que se definen actitudes y aptitudes éticas, cuando las hay. Y con el valor de asumir una decisión a pesar de. Desafío de optar en una dirección más reflexiva, madura, sensata. En casos excepcionales la respuesta es el silencio (secreto profesional, confesiones íntimas, riesgo de vida, etc). Pero no significa negar la verdad. Ella está ahí, reflejada en la realidad.
Y cuando los miedos
están reducidos a su mínima fuerza las respuestas son más autónomas, naturales
y libres.
Salud requiere resolver
autoengaños, desentrañar malestares,
proveer a la mayor objetividad posible, flexibilizar posiciones rígidas,
regresivas, casi infantiles, y fortalecer vínculos desde esa premisa tan
antigua de “no hagas a los demás lo que no deseas que te hagan a ti mismo”.
Inquietud para pensar…aún más cuando algo importa.
Gracias Mario!!! Valioso aporte para vivir esta controvertida cotidianeidad....
ResponderBorrarQue buen texto Mario!
ResponderBorrarEnfrentar nuestros miedos, inseguridades, fragilidades infantiles.Deconstruir fantasmas arcaicos nos vuelve mas fuertes y seguros
Gcias!!!!
Gracias Mario. Muy valioso para nuestras conversaciones internas
ResponderBorrarGracias
ResponderBorrarExcelente Mario! Gracias.
ResponderBorrarGracias Mario, en muchas en cosas me siento identificada.
ResponderBorrarTres consejos importantes. Pienso en una verdad objetiva, observar y manejar mis intereses y aplacar los miedos.Gracias Mario.
ResponderBorrarla verdad, la realidad y lo cotidiano!!!! cuanto para trabajar en mí.... gracias
ResponderBorrar♡Gracias,♡Gracias ♡Gracias Mario.Trabajo,encontrando mis miedod.Conociendolos.
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