TIEMPO NUEVO
TIEMPO NUEVO
Mario
H Romano, Doctor en Psicología
Alguien ha dicho “el tiempo es la tardanza de lo que
está por venir”.
“Se mueve” sin interrupción. En este sentido siempre
es tiempo nuevo.
El tiempo cronológico nos permite ubicarnos en
minuto, hora, día, año. “Llegar a horario”, cumplir aniversario, organizar
trabajo, estudio, vacaciones, etc. Nos ubica en la realidad temporoespacial.
Otro registro
es interior, sobre el proceso de
nuestra existencia. Niñez, adolescencia, juventud, adultez. Incluye época
de búsquedas, emprendimientos, incertidumbres, maternidad, paternidad, familia,
soledades, enfermedades, viajes. Nos recuerda situaciones identificables que
transitamos.
Un tercer tiempo,
también interno, es presente vivencial.
Una hora puede parecernos diez minutos, y diez minutos una hora. “¿Cómo
lo estás pasando? ¡Re bien!”, expresa Brenda a su mamá, “el
tiempo se me pasa volando”. O vivir “como una eternidad” la espera de diez minutos por una respuesta
importante. “Quien espera-desespera”.
Dana Lyon relata en un cuento. “Al principio no oyó los golpes
en la puerta. La casa estaba en silencio… pero ella estaba tan absorta en ese
otro mundo que no se enteró”.
Para evitar la angustia existencial que surge de la
consciencia de que somos temporales y finitos, construimos defensas. Una es sumergirnos
en rituales diarios y suponer que el tiempo no pasa. Riesgo de vivir lo
cotidiano como igual, repetido, inmodificable, predecible También ayudan las adicciones cultivadas en el camino, o
consumo perentorio y persistente de distracciones tecnológicas.
Una tendencia humana es impregnar el presente, de
pasado . Nos cuesta percibir y vivir el día a día diferente, distinto,
singular, como realmente es. Heridas y cicatrices dejan su huella, al igual
que los buenos momentos. Representan anteojos virtuales internos que condicionan nuestra existencia,
más de lo que suponemos. Traduce “quien
se quema con leche, ve la vaca y llora”.
Sin embargo un nuevo año nos induce a sentir el paso
del tiempo cronológico para todos, sin excepción.
El antídoto es aceptar esta verdad sobre nuestra vida temporal, darle un sentido y aprovecharla. ¡Estamos vivos!
“Año
nuevo, vida nueva” traduce un anhelo de cambios.
Aliento legítimo en el deseo latente y manifiesto de algo mejor. ¿Por qué no?
El desafío personal es explorar la diferencia entre
lo vivido, y lo que hoy vivo. Es vivir con apertura y descubrir lo nuevo que se
filtra en el presente.
Meditar, mirar hacia dentro. Cultivar consciencia
presente, plena y abierta “aquí y ahora”. Y sostener lo que legítimamente
aspiramos y nos hace bien.
Todo deseo canaliza su fuerza en un acto. La sola
intención desnuda la ausencia o carencia de esa energía. El motor es sentir.
Tendemos a realizar aquello que sentimos.
“¡BUEN TIEMPO NUEVO!”
Dana Lyon “Los Años Amargos”, Cuentos que mi madre
nunca me contó”, Alfred Hitchcock, Blackie Books, Bs As, 2022.
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