TIEMPOS VOLATILES
TIEMPOS VOLATILES
Mario H Romano, Doctor en Psicología.
Los
argentinos estamos acostumbrados a vivir con incertidumbres económicosociales
cíclicas y reiteradas, cada vez más agudas.
El
informe de la Deuda Social Argentina (1) de este año demuestra la brecha de
desigualdad social en alimentación, pobreza, salud, vivienda, educación, etc.
Caben acotar los agudos efectos residuales de la crisis sanitaria y social por pandemia
COVID-19.
El
imaginario colectivo refleja orfandad. Deficientes gestiones de gobierno
desnudan bajo nivel de calidad institucional, corrupción estructural, inflación,
narcotráfico, pobreza, inseguridad urbana, etc. prevalecen lamentablemente
sobre algunos logros adquiridos. Temas que nos exceden a cada uno de nosotros
como protagonistas de una realidad que en estos aspectos no deseamos, y
padecemos. La dirigencia política en su conjunto carece hasta ahora de
capacidad operativa y ética para tratar los problemas que se requieren resolver.
Emitimos un voto como una ficha que apostamos hacia quienes suponemos que nos pueden
representar.
Esta
inestabilidad general no es inocua y tiene efectos colaterales en la población.
Desasosiego, preocupación, escepticismo, incremento en el cansancio
psicofísico, tensión, irritabilidad, ansiedad reincidente, estrés, angustia,
insomnio, apatía, desinterés generalizado, depresión, aumento en el consumo de
sustancias adictivas, etc, señalan diferentes grados y matices de malestar
psicológico que se refleja en la convivencia colectiva.
Frente
a este panorama, ¿qué medidas de autoayuda preventiva podemos adoptar?
En
principio atender la franja de vida inmediata, es decir, “nuestro metro cuadrado”
sobre el que podemos gravitar e influir.
La
realidad es una configuración diversa y multifacética. Nos pueden complacer o
enojar algunos de sus aspectos, pero lo que no podemos hacer es negarla. Sería
como vendarnos los ojos y caminar a ciegas, y engañarnos a nosotros mismos.
Lo
que está a nuestro alcance es amortiguar la carga nociva de estímulos adversos que
amenazan nuestra salud.
Las
siguientes alternativas tienen el solo propósito de sembrar inquietudes, y
motivar reflexiones.
Primero, evaluar
el caudal de noticias e información, que recibimos a diario a través de los
medios. Inciden con una presión constante e ininterrumpida sobre nuestras
mentes. Horas, días, semanas. Nos agregan una visión de la realidad más allá de
nuestro campo perceptual cotidiano, agudizando aún más las sugestiones nocivas que
llevamos incorporadas. Influyen en nuestros estados de ánimo. No somos robots.
Una
propuesta es recortar el tiempo que dedicamos a ser receptores pasivos. Otra es reducir aquellos
contenidos reiterados que se traducen como “más de lo mismo”. Sobrecargan nuestra capacidad de atención. Una
tercera es seleccionar programas que aporten conocimiento, despierten
inquietudes, estimulen nuestra
sensibilidad artística, deportiva, artesanal, contemplativa, etc.
El
propósito es reducir el flujo de contaminaciones negativas, y ampliar
contenidos nutrientes que ayuden a vivir. Es como elegir mejores alimentos y
disminuir la comida chatarra.
Segundo, expresar
nuestras emociones. Uno de los
recursos habituales, no por eso el más practicado, es hablar con un referente
válido de nuestra confianza. Oportunidad para descargar tensiones acumuladas,
encontrar un alivio emocional, relajarnos y acomodar ideas, condición
imprescindible para comprendernos mejor.
La consulta psicológica es siempre una opción favorable. Buscar ayuda en tiempo y forma refleja
plasticidad y madurez.
Tercero, participar de alguna actividad comunitaria. Nuestra sociedad se sostiene con el
voluntariado abnegado de muchas personas dispuestas a dar una parte de su
tiempo en función de un bien común. Es una parte de la realidad que podemos
elegir para sentirnos protagonistas de una transformación posible.
Cuarto, generar pausas en soledad. Es apropiado para sintonizar nuestra brújula interior, y renovar el
sentido de lo que estamos haciendo. Tendemos a repetirnos como autómatas hacia
una dirección ya elegida, y a veces invariable. “¿Cómo puedo mejorar mi sistema
de trabajo?”, “¿qué nueva inquietud deseo aprender?”, “ahora sé lo que siento
pero necesito saber transmitirlo…”, pueden ser pequeños disparadores para
detenerse, pensar y procesar algunas conclusiones.
Quinto, dedicar tiempos de ocio, libres de exigencias con terceros. Reposo en una colchoneta, sillón o
hamaca, caminar, pasear, escuchar música, tocar un instrumento, cantar, hacer
manualidades, jardinería, ver una película, leer, hacer ejercicio, Cualquier acción placentera que oxigene,
relaje, calme, descomprima, distienda, sosiegue. Ayuda a disminuir focos
irritativos ansiógenos.
Sexto, un cuerpo en movimiento fortalece
el sistema inmunológico integral. Acompaña beneficios
cardiacos, neuronales, digestivos, musculares, articulatorios, etc, y en
particular emocionales. Es un buen antidepresivo, y regulador de la ansiedad.
Deportes, gimnasia, caminatas, hidroterapia, yoga, mindfulness, recreación
dinámica al aire libre… cualquiera de las expresiones físicas que toda persona
puede elegir según intereses, circunstancias y edad.
Séptimo, en gran parte somos resultado de
los vínculos humanos que establecemos. Desde la vida intrauterina, y los primeros desenlaces simbióticos con
la madre, y familia de origen, nos vamos transformando mediante interacciones
dialécticas que establecemos con diversos y variados tipos de personas. Y a
través de ellas también aprendemos a conocernos, sea por similitud o contraste,
coincidencias o diferencias. Compañeros, amigos, colegas, vínculos amorosos,
filiales, fraternos, diferentes y singulares son fuentes de afecto, intercambio
de ideas, diversión, sosiego.
Octavo, elegir una “filosofía de vida”. Es un rasgo común de la condición humana. Se fundamenta en una visión ideológica,
o religiosa, o artística, o científica, o altruista, o materialista que le da
un propósito a la existencia, cada una con sus contenidos y efectos. Voluntariados, afiliaciones de ayuda y
colaboración, militancias, participación activa en vocaciones sociales. O
reflejadas en el desafío deportivo, o en actividades artesanales, creativas, o
en el cuidado ambiental, o en objetivos de la vida familiar, etc.
Le confiere un significado especial al tiempo que tenemos de vida. “¿No es acaso el sabernos transitorios y
efímeros lo que en verdad nos hace adorar nuestro Tiempo Otorgado?” (2)
Noveno, tomar distancia del éxito, el
fracaso y el miedo. El primero en su momento se disfruta, pero nunca es eterno. El segundo es
humano, factible y transitorio, y puede
ser fuente de aprendizaje. El tercero inhibe, ahoga, paraliza. Sobre
todo la capacidad de pensar y discernir.
(1)Observatorio de la Deuda Social Argentina
de la UCA, mayo 2023
(2)Godoy Monti,
Andrés, “Filosofía del Tiempo Otorgado”, Ed Dunken, Bs As, 2022.
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