¿QUÉ SE COTIZA?

 ¿QUE SE COTIZA?

Mario H Romano, Doctor en Psicología

 

No solo se cotizan los valores de la bolsa.

Los valores económicos y materiales son medios y recursos para el óptimo desarrollo de la vida, aunque muchas veces se consideran como fines en sí mismos.

En cambio los valores humanos no se cotizan en el mercado ni en la posesión de bienes físicos y comerciales, si no en la trama de la vida personal y social.

Identificamos como valor aquello que para nosotros tiene importancia, relevancia, transcendencia. Según elegimos, depositamos en ellos nuestra mayor energía, inquietud, dedicación.

Los valores se forman en el proceso de socialización. Familia, escuela, grupos, instituciones, medios de comunicación.

Varían de acuerdo a los períodos personales y socioculturales que vivimos. Hace años era cumplir compromisos acordados, respetar lo ajeno, trabajar y estudiar con dedicación y esfuerzo, asumir proyectos a largo plazo.

Hoy día es apreciado dominar la tecnología, obtener logros inmediatos, acentuar el desarrollo personal. Y la prevalencia de la imagen postulada por el sociólogo y filósofo Bauman (1). Una frase popular de una conductora televisiva expresa: “Si te ven mal te maltratan, si te ven bien te contratan”. Aunque las apariencias engañan más de lo que se supone.

El término valor alude también a valentía, que consiste en enfrentar desafíos para superar contingencias personales o sociales, inclusive a pesar de los miedos que pueden generar. Acompaña una aptitud lúcida y ética para resolver  obstáculos disfrazados de pre conceptos o pre juicios que, como una catarata en los ojos, contaminan la visión de la realidad.

Realidad y verdad son hermanas. Se reflejan en los hechos y en las palabras que sintonizan con ellas. Valentía de arriesgar en función de un bien mayor, valentía de reconocer errores y aprender de ellos, valentía de probar hasta encontrar la respuesta adecuada.

Una inquietud que podemos pensar…  ¿quién roba, asesina, corrompe, miente sistemáticamente, qué valores sostiene?

Por contraste, en cada persona podemos descubrir algo que merita ser valorado.

Por último, el tema de los valores nos acerca al concepto de la autoestima, que es una síntesis entre el amor vivenciado en nuestra infancia,  realizaciones y logros que vamos descubriendo, la calidad de los vínculos que establecemos y los proyectos. Sin futuro no hay presente. Porque el presente no es solo existir, si no existir y crear. Y crear es un movimiento hacia adelante.

La autoestima es fluctuante, no es estática y lineal. Se incrementa o desestima según las situaciones que vamos registrando. Las insatisfacciones internas no resueltas afectan la sintonía interior.

A medida que nos conocemos mejor podemos nutrir nuestro sistema inmunológico psicoafectivo,  conciliar fortalezas y fragilidades, resistir las dificultades, y recuperarnos más rápido de los tropiezos del camino.

La autoestima depende de la mirada que tenemos de nosotros mismos. Invisible a los ojos de los demás, pero visible a los nuestros.  “Cuando es positiva, permite actuar con aplomo, sentirse a gusto consigo mismo, enfrentar dificultades. Cuando es negativa, engendra sufrimientos y molestias que afectan la vida cotidiana”, Luis Hornstein (2).

 

(1)Bauman, Zygmunt, “El arte de la Vida”, “Mundo líquido”, Amor líquido”, etc.

(2)Hornstein, Luis, “Autoestima e Identidad, Narcisismo y valores sociales”,  1ª.ed, Bs As, Fondo de Cultura Económica, 2011.

 

 

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