CONCIENCIA ABIERTA
Mario H Romano, Doctor en Psicología
Sentir soledad no es igual a estar solos. Alguien ha
dicho que es una vivencia de nuestra propia mismidad. ¿Qué significa? Que es
una sensación personal, intima, privada. E ineludible al convivir con nuestras
sensaciones, altibajos anímicos, sentimientos, creencias, ideas, contradicciones,
fantasías, expectativas…
¿Quién puede sentir por nosotros mismos?
Escuchamos “¡no sabes cómo me siento…!”, y según el
tono, modalidad e intensidad de su voz, gestos, postura física, etc, podemos entender si siente dolor o alegría,
tristeza o entusiasmo, angustia o satisfacción. Pero quien siente es la otra
persona, no nosotros. A la inversa también.
Cada persona siente lo que siente según su modalidad
personal, configurada en el universo interno de su personalidad tejida en el
camino de su historia, su biografía, su caja de resonancias afectivas, su modo
de pensar, suponer, interpretarse a sí misma y significar la realidad donde
vive.
Un extremo es quienes retienen demasiado lo que sienten.
¿Qué o cómo te sentís? ¡No sé! Les cuesta conectarse con sus vivencias. Tal vez
condicionadas por temores, prejuicios, mandatos, inseguridades que obstruyen la
energía vital contenida.
Otras en cambio se expresan como un volcán en
erupción. Sufren de incontinencia emocional, y movidas por sus impulsos vuelcan
su caudal de sensaciones con una fuerza primaria, como en la primera infancia. Se precipitan, aceleran, chocan y generan daño, o a la inversa, una
alegría inesperada sospechosa de sustento.
En unas hay demasiado freno. En otras falta.
Como regulador de estos procesos, y dentro de una
franja de vida(1), podemos introducir el concepto
de conciencia abierta, cuyas cualidades
se fundan en una actitud atenta, vigente, viva, activa. Permite “darse cuenta”.
Una conciencia abierta puede encontrarle sentido a los pensamientos, no solo dejarlos fluir.
Y no es solo un ejercicio intelectual. Hay conductas
intelectuales que no son inteligentes, y hay
conductas inteligentes que no son intelectuales.
Se traduce como inteligencia emocional. Perciben, y de acuerdo a lo que registran con criterio, aceleran o
atenúan.
La conciencia activa se nutre de un pensamiento
crítico. Como una fábrica que genera sus productos, un deportista que entrena, o
un sistema circulatorio que funciona. Permite poder comprender, regular las
fuerzas que operan, flexibilizar posiciones, expresar o postergar según las
circunstancias, y mediatizar entre el deseo y la realidad.
Quien se resiste a aceptar aquello que le duele o le
puede afectar, o amenaza sus intereses, tiende a modelar una conciencia más restringida,
estrecha, circunscripta a su esquema.
Una conciencia negadora remite a un pensamiento uniforme,
austero en ideas e inflexible en su estilo. Se resiste ante situaciones nuevas o que pueden contradecir sus deseos. Se cierra
sobre su propio narcisismo, y no se permite ver más allá de sus narices, o ubicarse en el lugar de los demás. En última instancia, su defensa ante un malestar es adjudicar a otros la causa de lo que le sucede.
Una conciencia cerrada se alimenta del pensamiento
único, absoluto, repetido sobre sí mismo. A veces demagógico, según el
caso.
Para matizar con una ironía, recuerdo a un
psiquiatra que registraba su impresión diagnóstica en las historias clínicas de
los pacientes como “psiquismo sin variantes”, es decir, siempre igual.
Una conciencia abierta cultiva un pensamiento
activo y se permite exteriorizar lo que siente, pero sin desbordar la fuerza de
la carga (bronca, enojo, tensión acumulada) que no tiene procesada y digerida.
Y si lo hace y se da cuenta que se equivocó, que se pasó de una línea básica de
sensatez, examina, saca conclusiones y modifica, restaura, cambia.
Darnos cuenta del error nos permite aprender, y
mucho.
Un ejercicio práctico es tratar de regular las
pulsiones en juego, sin precipitar pero tampoco adormecer.
Una conciencia abierta y una mente lúcida y flexible,
nos permite lograr mejores respuestas.
(1)Franja
de Vida, Mario H Romano, Edit Dunken, Bs As, 2022.
Excelente tener una actitud de flexibilidad y apertura que nos permita exteriorizar nuestros deseos
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