REGISTROS INDELEBLES

 

Mario H Romano, Doctor en Psicología

“En la música, como en la realidad misma, los sueños asoman cuando se entremezclan con lo cotidiano” (1)    

También los valores asoman como auxilio imprescindible en muchos momentos de la vida.

 

Llevamos registro de vivencias profundas positivas y nutrientes que en un período o momentos de nuestra vida sentimos significativas, y nos han influido para la construcción de valores. En algunas personas fue un punto de partida para algo diferente que marcó un antes y un después.

Es un sello que perdura como rumbo casi invisible pero siempre presente que impregna de algún modo las decisiones que vamos asumiendo.

Aparte de la familia como matriz original, pudo haberse asimilado en una institución con formación de vida. Por ejemplo en un ambiente educativo, deportivo, social, religioso, ideológico, científico, artístico, o por la conformación de varias vivencias que nos permitieron descubrir un capital no material, si no vital y primordial para nuestra existencia.

El sentido de autonomía y responsabilidad personal, el respeto por el otro, la importancia del trabajo y del conocimiento, consensuar y compartir, etc, serían ejemplos de referencia.

 La ausencia de este nivel axiológico, de acuerdo al clásico paradigma integral de la conducta según José Bleger (2), desnuda carencia de herramientas internas ante desafíos, o situaciones existenciales de incertidumbre y desasosiego.

 

Hay también experiencias frustrantes y dolorosas que dejan sus efectos nocivos. En ellas hay heridas. Algunas cicatrizadas, y otras no, como se evidencia en los resentimientos.

Es necesario advertir que en muchos casos mantenemos encapsulada una carga emocional que no resolvemos, y de no tratarse, tenemos tendencia a repetirla.  Es cuando siempre nos instalamos en el papel de víctima, y por extensión adjudicamos a otros la causa de nuestras penas. 

Por otro lado,  y aunque parezca extraño, a veces sustentamos un goce oculto en aquello que nos duele. Es porque le otorgamos crédito y poder. ¿Qué significa? Que justificamos la agresión recibida por habernos creído culpables de ese trato, como sucede por ejemplo en personas golpeadas,  con autoestima dañada.  

Otras personas reinciden en esta tendencia con diferentes matices.  Aceptan el mal trato como moneda corriente, o siempre ceden a las decisiones de otros, o se autopostergan como sinónimo natural de “yo después”. O no asumen iniciativas frenadas por un eco interno “no sos capaz”, “eso es mucho para vos”, o el reproche previo “¡ojo!, después no vas a dejar!", y lleva internalizada esta creencia absoluta dentro de sí misma.

 

Tema para que cada uno pueda discernir, desmenuzar y reflexionar.

 

Volvamos al inicio. Cuando este código de vida lo hemos metabolizado con nuestro discernimiento y ajeno a mandatos de terceros,  e impregnó nuestra mente y nuestro corazón, y maduró con el tiempo, representa un antídoto ante situaciones especiales de la vida cotidiana.

En sus contenidos perdura la frescura del deseo. No es solo una cuestión racional. Como un faro orienta un proyecto que necesita soplo y energía, o alienta a superar la instancia de una cirugía, o acompaña a resolver una situación conflictiva.  

Dicha ética opera como apoyo interno ante contingencias de la realidad.

A cualquier edad.


(1)Diego Fischerman, El SonIdo de los Sueños, Debate, 1ª ed., Bs As, 2017

(2)Bleger, José, Psicología de la Conducta, Paidós, 8va ed, 1973. (nivel físico-químico- biológico-psicológico-social y axiológico. Cada nivel ascendente integra al anterior)

 

Comentarios

Entradas más populares de este blog

MADRE

REMEDIO para DEPRESIONES

CAMBIO y SALUD