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 Mario H Romano, Doctor en Psicología

 

Relato

Permanezco apacible en el hogar que habito, pero a la vez inquieta esperando el desenlace de una necesidad o deseo. Me siento mimada y querida en la intimidad que compartes conmigo. A veces conservo el aroma del fluido placer que transporto. Soy intermediaria de tu goce exclusivo, y eso me hace diferente,  única, singular. 

Me siento respetada en el cuidado y limpieza que a diario me prodigas. ¿Qué más puedo pedir si conmigo satisfaces tu placer oral, a veces solitario, e incluso sensual?

Cuando me llevas a tus labios, o los apoyas muy cerca de mi apertura, soy  testigo silente de murmullos privados e íntimos. 

Conocí tu angustia y algunas lágrimas el día que perdiste a un amigo, y tu voz seductora con una mujer al teléfono, o  reflexiones en voz alta como si yo fuese un micrófono…

Formo parte de tu vida.

Me siento elegida, útil, valorada. El día que necesites jubilarme,  anhelo estar guardada en algún cajón de tus mejores recuerdos.

Tu allibmob (léase al revés)

(Protagonista: habla un objeto inanimado)

 

En cada momento el lector habrá entendido el párrafo según su esquema subjetivo.

Un riesgo es concluir con ligereza y liviandad, suponer, y tomar la parte como si fuese el todo.

No olvidemos que nuestros contenidos subjetivos suelen estar impregnados de creencias inconsistentes, prejuicios arraigados, deseos, emociones regresivas o temores no resueltos.

Y tampoco olvidemos que muchas veces las apariencias engañan más de lo que suponemos.

De aquí se deduce que una opción útil es discernir e interpretar lo que vivimos, observamos o nos informamos. En principio es un buen y simple ejercicio tomarnos unos minutos, y deducir alguna respuesta en el tiempo que dura la absorción lenta de un té, un café o unos mates. Encontrar respuestas es sencillo cuando se lo practica con frecuencia. Muchos suponen, como en los mitos, que solo está destinado a los dioses.

“Lo esencial es invisible a los ojos” (1), nos invita a no sacar conclusiones precipitadas en temas importantes, y aprender a decodificar, descubrir y saber qué hay detrás de lo aparente.

(1)El Principito, Antoine de Saint Exupery