OXIDANTES PSÍQUICOS
Mario H Romano, Doctor en Psicología
Propuestas para un breve vademécum.
Hay factores que erosionan nuestro bienestar
psicoafectivo.
Es importante detectarlos para regular su influencia
nociva, e incluso revertirlos.
Depende del concierto –acuerdo- que establecemos con
nosotros para explorar y descubrir nuestra
mejor armonía.
Siempre tenemos la oportunidad de conocernos mejor.
Si nos damos la oportunidad.
¿Qué nos daña?
a)Acumular
broncas, enconos y enojos persistentes. Odio.
Celos, envidias. Resentimientos.
En general provienen de situaciones pasadas, pero se
reactivan en el presente. Emergen con fuerza inusitada, exabruptos impulsivos,
impredecibles, o reacciones exageradas a la situación que se vive. Su núcleo es
inconsciente, o muy encerrado en heridas que no cicatrizan.
b)Consumir
tensiones reincidentes. Estrés.
Se gestan en el presente. Por ejemplo, las presiones
que recibimos son mayores a nuestra capacidad de respuestas para sostenerlas, reducirlas
o resolverlas. Entonces nos descompensamos. Se filtra en mal humor, ansiedad
permanente, desasosiego, insomnio.
c)
Postergar demasiado nuestras legítimas necesidades, aspiraciones y
deseos. Aplazamos lo que nos hace bien como un paseo, un viaje, la lectura de un libro, un encuentro, una consulta, o un emprendimiento favorable, etc, y agotamos nuestros esfuerzos solo en obligaciones y deberes.
d)Exponernos
por mucho tiempo a relaciones nocivas y situaciones tóxicas. Tareas insalubres,
insatisfactorias. Vínculos donde nos sentimos subestimados, desvalorizados, no
reconocidos.
Algunos antioxidantes
básicos
a)Detectar
y ser conscientes (no negar) qué nos afecta. Como mirada ayuda no exagerar (dramatizar), ni
tampoco desestimar (minimizar).
Es útil diferenciar entre conductas saludables y
perjudiciales.
b)Dejar
de lado nuestra omnipotencia narcisa, de que todo lo podemos.
Asumir el papel que nos toca jugar pero descubrir hasta dónde sí, y hasta dónde
no.
c)Entrenarnos
para ser flexibles y no quedarnos tiesos e inmóviles en
una misma posición, porque eso rigidiza. La mente opera similar al cuerpo, cuanto
más elástica, mejor.
d)Cultivar
el buen trato con nosotros mismos, y los demás. Reconocer
nuestros aciertos, pero también nuestros equívocos. Aprender a perdonarnos, y
no guardar rencores. Alimentar vínculos sencillos, auténticos, confiables.
Es elegir con inteligencia aquello que nos nutre para
evolucionar, madurar y vivir más despejados, y lo más saludables posible.
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